Enséñale a mi hijo
a sufrir cada embate.
Enséñale a vivir, con alegría.
Enséñale a morir, todos los días.
Enséñale a amar
a cada instante.
Yo te lo agradeceré toda la vida.
Que no pierda ni un minuto de tus días.
Que no llores por la ausencia de alegrías.
Que levante la cabeza con orgullo
y construya el futuro de su vida.
En cada momento de esta aventura,
yo estaré a su lado aunque no me vea.
Y en cada suspiro del viento
una caricia mía vendrá.
Y en cada nuevo día
en un rayo de sol lo acompañaré.
Lelia Di Nubila