Sentimientos

Recuerdos y anécdotas

Este fin de semana volví a mi pueblo de la infancia y adolescencia acompañando a mi marido en el festejo de su promoción de la secundaria. El encuentro fue muy alegre y lleno de anécdotas, abrazos, risas y baile.

Estas ocasiones siempre tocan nuestras cuerdas sensibles, compañeros que ya no están, profesores que partieron pero dejaron una marca muy honda en nuestros corazones.

Ya casi al final de la noche, cuándo quedábamos pocos escucho a mi espalda la voz de una de las integrantes de la promoción que micrófono en mano quería recordar a mi madre -Doña Pacita Quattrochio profesora de Castellano-, porqué había insistido tanto en la enseñanza de la poesía que había logrado que quedaran en su memoria, especialmente una de Juan de Dios Peza. Escucharla recitar me conmovió hasta las lágrimas y quiero compartir con ustedes ese poema tan bello que acompañó mi adolescencia y la de muchos. Gracias Mary Infeld.

Reír llorando

Viendo a Garrick, actor de la Inglaterra,
el pueblo al aplaudirlo le decía:
Eres el más gracioso de la tierra y el más feliz.
Y el cómico reía.

Víctimas del spleen los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez ante un médico famoso,
llegose un hombre de mirar sombrío:
-Sufro -le dijo- un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.

-Viajad y os distraeréis. -Tanto he viajado
-Las lecturas buscad -Tanto he leído-
Que os ame una mujer – ¡Si soy amado!
-Un título adquirid -Noble he nacido.

¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas
– ¿De lisonjas gustáis ? – ¡Tantas escucho!
-¿Que tenéis de familia?…-Mis tristezas
-¿Vais a los cementerios?… -Mucho, mucho.

¿De vuestra vida actual tenéis testigos?
– Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

-Me deja- agrega el médico -perplejo
vuestro mal, y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrick podéis curaros.

-¿A Garrick ? -Sí, a Garrick…La más remisa
y austera sociedad lo busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡tiene una gracia artística asombrosa !

-Y a mí me hará reír?-Ah, sí, os lo juro !;
él, sí, nada más él…Mas qué os inquieta?…
-Así -dijo el enfermo -no me curo:
¡Yo soy Garrick ! Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el autor suicida
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay ! ¡ Cuántas veces al reír se llora!..
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestras plantas pisa
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto;
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.