Me siento tensa, a punto de estallar, dejo la computadora, me levanto del sillón y comienzo a replegarme en mi misma como si fuera una persiana. Siguiendo mi ritmo interno, paso a paso, lentamente hasta que mis manos tocan el piso. Ese roce, ese simple roce me estremece. Es una descarga que recorre mi cuerpo. Respiro profundamente y mantengo la posición mientras siento la levedad de mi cuerpo.
Lentamente inicio el movimiento inverso hasta lograr mantenerme de pie totalmente laxa. La sensación es genial pero el resultado no dura demasiado. Es como una telaraña que me comprime.