Se mudaron de ciudad y comenzó la búsqueda de trabajo. No fue fácil, pero llegó y con él la libertad.
Ya no dependía económicamente de su madre y eso le permitía tomar sus propias decisiones aunque no por ello las disputas cesaron, siempre habría un motivo.
La única forma de salir de su timidez era la agresión, y cada acto de agresividad le traía más dolor a ella que a los demás, pero hasta entonces no había encontrado otro medio de defenderse.
La convivencia era difícil, ocurrían cosas en su vida y no podía compartirlas porque la reacción de su madre era desmesurada, podía saltar como una leona para defenderla o vociferar día y noche haciéndola responsable de todos sus problemas y enfermedades.
Tanto insistir en el tema había logrado responsabilizarla de sus enfermedades y continuas descomposturas haciéndola temer por su muerte porque ella también sería su culpa.
Un vínculo tan enfermo era totalmente inestable y hacia que su modo de relacionarse con los demás fuera muy complejo y difícil. Pero hubo gente buena a su alrededor. De
algún modo surgía el abrazo protector que la levantaba y le prometía una existencia mejor de la que ella seria responsable y debía trabajar para no repetir errores.
Su noviazgo sufría altibajos como consecuencia de la influencia materna. La lucha diaria y el convencimiento de que juntos podían enfrentarla mejor los llevó a la decisión del casamiento.
Hubo que renunciar a muchas cosas, entre ellas la intimidad. Debieron convivir con su madre, transformando en un departamento las cuatro paredes de una habitación, pero todo valía con tal de estar juntos, sumaban fuerzas y caminaban hacia delante, con muchas frustraciones, pero nadie les podría quitar esa fortaleza que los unía.
Fueron tiempos duros, la economía estaba quebrada y ellos la sufrían aún más. Papá ayudaba como podía, aunque más no fuera acompañando, tenía otra familia, otros hijos y con ello más obligaciones, pero seguía siendo su niña y siempre que lo buscaba estaba allí.
La relación con su madre tenía altos y bajos, no se podía predecir su actitud.
Y llegó la noticia más hermosa… estaba embarazada, a partir de allí se sintió más fuerte aún, era el fruto del amor y lo único que importaba.