microcuento

Visiones

Vi  su rostro tras los vidrios hechos pedazos, lo vi tan claramente… con sus ojos inmensos mirándome fijo como queriendo expresar algo con desesperación. Fue en ese preciso instante en que los míos se abrieron y su imagen quedó gravada entre el sueño y el subconsciente, entre lo real y lo imaginario.

taisuke mohri
Taisuke Mohri
cuento · narración

Las hojas y el colibrí

 Me encuentro disfrutando de unos días en la campiña bretona.

 La belleza del campo  invita a quedarse. El colorido de las casas  de dos plantas y con techos a dos aguas, con las ventanas y puertas abiertas al cielo parecen incitarme a pasar. La leña acumulada contra el muro está esperando a ser usada. El verde campo luce preparado para correr, desplomarme y sentir su aroma, en tanto disfruto de la brisa que mueve y desprende las hojas rojizas de los árboles del entorno.

 Rodar en la hierba despierta recuerdos y sensaciones. Bulle en mí la música como bullía en la noche del último espectáculo de ballet del que formé parte como violinista de la orquesta. Aquella noche la música y el ballet crearon algo indivisible y perfecto.

 Aún me conmueve recordar  el instante en el que siguiendo las notas de mi violín, perdí la mirada en el escenario y me sentí deslumbrado por ella.

La primera bailarina, se separó del grupo con sus arabescos, los brazos agitándose en el aire semejaban colibríes, el tutú orlado de flores flotando y siguiendo el vaivén de las piruetas. El coro desapareció, únicamente ella brillaba en medio de la escena danzando al son de la melodía. Sola ella,…giraba y giraba con ondulaciones suaves y sensuales que dejaban ver su cuerpo recortado en el vacío. Con su cadencia en una armonía total con el sonido que fluía sin cesar como fluía el movimiento. En ese momento tocaba para ella, “mi avecilla” que se deslizaba en el aire como se desplazan las hojas sobre la campiña.

 Las hojas cayendo lentamente son mi bailarina que… gira y gira con ondulaciones suaves y sensuales…, en mi derredor.

 Regreso de mi ensueño con el cuerpo relajado y la imaginación cargada por la evocación, me incorporo lentamente y apoyado en la mullida grama reverdecida hundo  las manos para acariciarla y pierdo la mirada en las lejanas vallas de piedra que dividen la propiedad. Mientras… gira y gira un colibrí.

leonid afremov
Leonid Afremov