Un día estar solo puede ser el disfrute total, se puede vivir la luz, la naturaleza, gozar plenamente, nada falta, solo uno y su entorno, nada más que el entorno y eso nos llena por completo.
Pero hay otros días en que estas solo, y esa soledad se siente muy pesada, el césped ya no es tan verde como uno lo vio, las flores ya no son tan brillantes, el sol no ilumina como antes, pero nada de eso tiene que ver con la naturaleza, está todo igual, es uno el que se siente incompleto y al sentirse incompleto da espacio al pánico… a la ansiedad.
Por un simple resquicio en el que pueda colarse hace un desastre, y ese pequeño resquicio donde le damos la oportunidad de ingresar es lo mínimo que necesita para hacer de nuestro día un desastre, porque son minutos, quizás una hora pero solo eso puede llegar arruinarnos el día.
¿Qué lo trae? ¿Qué vericuetos de nuestro cerebro lo invita? Es tan potente que puede cambiarnos en solo segundos.
El pánico …no importa los años de tratamiento y mentalizarnos que podemos sobrellevarlo, arremete, y es una bofetada porque se adentró en nuestras vidas, ¿cómo?, ¿en que momento? Me acompañó siempre, desde la infancia, simplemente no comprendía lo que me pasaba, pero en mis recuerdos son muchísimas las situaciones de pánico que viví desde muy pequeña.
¿Hay algo? ¿Una predisposición?, ¿una situación de mi infancia lo generó? ¿Por qué no puedo revertirlo? ¿No lo se? Sigue haciendo estragos en mí.