Sentimientos

Abrazos infinitos

Salvador Antonio Lázaro Di Nubila, mi Salva, mi padre, mi edipo, eligió este día allá por 2005 para abandonar este mundo y mudarse a otra dimensión.

Desde ese día y luego de un duelo muy largo y doloroso, nos encontramos en el límite de ambos mundos para seguir compartiendo: consejos, vivencias y recuerdos. Sólo necesito cerrar los ojos para que su rostro se dibuje en mis párpados, algunas veces solo me mira, otras me sonríe. El límite es tan tenue que puedo escuchar sus consejos para situaciones que vivo en la actualidad.

Allí está mi Salva amado. Ese niño grande que cerró sus ojos hace 18 años, pero nunca se fue.