La vida no es «un lecho de rosas», es un camino con momentos felices, aprendizaje y muchas tristezas.
Basta con decir he vivido momentos felices.
Sería ilógico creer que somos muy felices, cuando debemos trabajar tanto, para lograr instantes que brillen en nuestra senda.
Debemos manejar nuestras emociones para que los declives no sean tan abruptos.
Debemos caminar a paso lento para que el ritmo que nos impone la vida no nos estrelle.
A veces lo logramos…otras caemos. No importa cuantas, sólo importa cuan fuerte nos aferramos para que el dolor sea soportable.
Cuando llegamos a cierta edad nos damos cuenta…
Nuestra memoria se encarga de recordarnos cuanta oscuridad recorrimos.
Lo importante es: ¿Valió la pena?
