Y un día cualquiera todo vino a la memoria,
aquellos secretos ocultos tras millones de compuertas
-cómo sólo la mente humana puede hacerlo-
estallaron en la superficie, quebrando cristales ya cascados,
haciendo de mi mundo un pantano, difícil de caminar.
Y un día mi castillo se derrumbó como cartas sopladas por el viento
y debí aprender a vivir perdonándome por algo de lo que no fui culpable.
Y un día… ya en el otoño de mi vida todavía quedan piedras por sortear.
Imagen Pinterest
