cuento

El niño y el poeta

Sentados en el banco de una plaza se encuentra un niño con un poeta.

El niño lo observa mientras éste escribe en un cuaderno. Lo mira…duda….se decide y le pregunta a que se dedica.

El joven que estaba tan compenetrado en lo suyo lo mira con una sonrisa y contesta:

-Soy poeta.-

  La curiosidad se duplica y mientras se revuelve en el banco para hacer tiempo,  vuelve a preguntar:

  – ¿Porqué los poetas escriben tan difícil que cuesta comprenderlos? En la escuela la maestra nos da poesías y tenemos que aprenderlas de memoria porque no entendemos su significado.

   El poeta contestó: -estás en un error, escribimos sobre la vida con las mismas palabras que usas diariamente, sólo cambia el orden para marcar la entonación  y la importancia de lo queremos decir.

  – ¿Porqué me cuesta entender los poemas si son tan fáciles? – responde el niño.

   El poeta lo mira con picardía y explica:

   -No dije que fuera fácil, simplemente que hay una edad para todo. A medida que creces comprendes muchas cosas de la vida, y en cada etapa te sentirás representado por un poeta  diferente.  Las palabras son las mismas, porque las emociones, los dolores y alegrías, nos afectan a todos,  sólo que algunos optan por expresarse escribiendo.

   Insiste el niño:- ¿Cómo logro entender los poemas que leo?

   – Simple, -dice el poeta- sólo tienes que poner la mente en blanco, concentrarte en lo que lees    y dejar que las palabras te envuelvan, así percibirás que las emociones viven en ti,  y te sentirás parte de ellas.

     El niño mira al poeta con unos ojazos agrandados por el asombro y sonríe. Nunca  le habían explicado que los poemas se leen, se viven…y cuando forman parte de uno, simplemente se  dicen… con la entonación que ponemos al contar nuestras emociones.-

Imagen Pinterest

poema

Deseos

Hijo mío,

pedazo de cielo,

Qué tus ojitos curiosos…

Miren con ternura…

Que tu pequeña boca, sonría…

Que tu primer berrido,

sea de alegría,

el día que conozcas este mundo.

Niño mío, ojalá tus manitas,

vengan cargadas de caricias…

Y tus necesidades de pequeñuelo se vean colmadas por nuestras ilusiones.

Niño mío, papá y yo,

te estamos esperando….!