poema · Sentimientos

tu y yo

Y un día al mirar hacia atrás…te vi.

Fue la primera imagen tuya en mi vida.

Estabas sentado en el escritorio del profe ajeno al ruido que te rodeaba,

simplemente levantaste los ojos y sonreíste cuando dijeron tu nombre.

Quedé frente a ti segundos que parecieron minutos atrapada en tu imagen.

Éramos dos niños.

Así de simple.

Así de mágico.

En ese momento supe que serías mío,

no importaba el tiempo que me llevara.

@poupeedinubila

cuento

La corona de flores

Apoyada en el vano de la ventana, la joven mira el paisaje, se zambulle en él, lo disfruta, percibe el aroma de las flores y el roce del aire en sus mejillas.

El aroma de las flores… nunca pudo escapar del embrujo que le produce, y este pensamiento la retrotrae a otra época, la de su niñez.

La niñez… que etapa tan bella; la inocencia y la falta de miedos llevan a realizar cosas instintivamente, sin pensar en los peligros que pueden traer aparejados.

La mente vuelve atrás, a cálidos recuerdos de niña, cuando su madre le leía cuentos y ella los vivía imaginariamente. ¿El preferido? El de la princesa que vivía prisionera en un castillo. Le parece escuchar:

“…Había una vez un castillo, rodeado de bosquecillos y prados por cuyos senderos paseaban los señores del lugar. Un surco de agua lo dividía y a la vez lo unía al resto del paisaje formado por pueblos lejanos y cumbres montañosas.

El castillo era deslumbrante, con murallas y torres, con ventanas desde donde se podía observar el paisaje, pero todo ello perdía brillo porque en  él habitaba una princesa de una especial hermosura, vestida con esplendidos trajes de seda bordada en hilos de oro, y del cuello colgaba un hilo con un pequeño diamante, su mirada…era melancólica y triste.

La princesa se encontraba encerrada en el castillo debido a que no había escuchado los consejos dados por las doncellas, sobre no subir a la cumbre de la montaña, esa que admiraba desde su ventana. La gente temía hacerlo porque creían en la existencia de obstáculos mágicos que hacían que, quienes visitaran el lugar, corrieran el riesgo de ser castigados. La princesa creyó que eran supersticiones y las desoyó.

Un día, muy tempranito, cuando el sol aún no aparecía en el horizonte, subió por el sendero empinado de la ladera mientras escuchaba el canto de los pájaros que despertaban. Iba mirando asombrada ese paisaje tan colorido, cuando de pronto, debajo de un declive espinoso, vio esa pintura de la naturaleza que con trazos de diferentes colores vestía las laderas, echando raíces en grietas y tapizando el suelo como la más cara alfombra que verse pudiera: eran flores de los colores más bonitos y las formas más vistosas. Las fue cortando una a una, seleccionando los colores y, en tanto fue alejándose de espaldas, para tener una mejor vista, casi resbala en los pantanos que por allí había.

No se detuvo, arrastró su vestido enlodado y continuó embelezada ante este prodigio. Se sentó sobre una piedra y, lentamente, mientras canturreaba acompañando los sonidos de la naturaleza, tejió una hermosa corona de flores. Cuando la hubo terminado, miró a su alrededor satisfecha, y allí se dio cuenta de lo tarde que se había hecho. Los árboles, por la altura del sol, proyectaban una larga sombra. Eso le advirtió que era tarde. Se levantó, se colocó la corona y regresó a paso rápido.

A esta altura del cuento, ella respiraba profundamente y su madre concluía con estas palabras:

«…la corona que la princesa tejió estaba hecha con flores mágicas que no debían salir de la montaña; las mismas trajeron tristeza al hogar, el padre enfermó muy gravemente y, al no poder atender los negocios, perdieron riqueza; la princesa fue castigada por desobediente y entonces, no pudo salir del castillo hasta que un caballero la pretendiera en matrimonio. Esto llevó mucho, mucho tiempo…”

Toda vez que el aroma de las flores la embarga siente a su lado la presencia de la princesa.

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@poupeedinubila

poema · Sentimientos

Resiliencia

La vida a veces puede hacerse trizas a tu alrededor

Ella puede ponerte pruebas…

a veces te dejas arrastrar,

pero son muchas más en las que te plantas y con firmeza

mantienes ese equilibrio.

Su mano en tu espalda es el justo sostén que necesitas.

Su mano te brinda confianza y aplomo.

Ella te dice: -tu puedes.

¡Gracias Señor por no quitar tu mano y apoyar mi camino!

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@poupeedinubila

poema · Sentimientos

Nos-otros

No puedo pensar en singular.

Sé , que estas ahí,

un paso adelante… o un paso atrás.

La vida decidió unirnos y compartimos la niñez sin saberlo,

y en nuestra incipiente adolescencia ya marchábamos a la par.

Por ello, sé que si existiera el día en que desee caer al precipicio, tu estarás allí para protegerme.

Caminamos a la par, como sombras acopladas.

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@poupeedinubila