Sé que siempre estás conmigo, cierro los ojos y me encuentro con tu mirada…
¿Por qué…? ¿Por qué sigue siendo doloroso este camino de tu ausencia?
¿Por qué se me estruja el corazón y ruedan lágrimas cuándo te pienso?
Fuiste el hombre de mi vida y no me avergüenza el complejo de Edipo, aún en la ausencia me acompañaste, me fortaleciste, quizás por eso cuesta tanto sanar.
Te quiero Salva y te extraño…