Sentir,
sentir que el mundo se me escapa de las manos.
Sentirte lejos, tan lejos que tocándote no te sintiera.
Saber que hoy y mañana pierden significado
para dar paso al ayer.
No saber si reír o llorar
porque al fin todo da lo mismo.
Reír bien fuerte, con carcajadas agrias,
los nervios y el rencor
de alguna forma tienen que salir.
Dormir,
dormir aunque el sueño no venga,
con los ojos abiertos, pero dormir volando de la realidad.
Llorar, llorar histéricamente,
donde se confundan lágrimas y risas.
¿Qué importa si hoy o mañana?
¿Qué importa si nunca…?
¿Qué importa si todo o nada…?
¿Qué importa si el ayer y hoy metidos en una coctelera
es esta bebida tan amarga que hace vomitar antes de tomarla?
Vivir no es difícil, pero dejarse vivir es más fácil aún,
es vegetar, es dejarse arrastrar, hoy por esto, mañana por…
Mañana…que fea palabra, tan hueca, vacía de cosas,
ni siquiera tiene recuerdo que paseen por sus calles.
Prefiero el ayer, siempre es mejor, allí todo ya está hecho,
no hay porque preocuparse, total “lo hecho, hecho está”.
Jugar, me gusta jugar…Nunca supe jugar,
antes no sabía hacerlo era muy chica,
hoy, no puedo me siento muy vieja.
Mi vida fue un salto, como Fulgencio.
No tuve la dulce inconciencia de la infancia.
Problemas más problemas igual traumas.
Ergo: mi vida.
Pero aprendí a decir algo:
«TE QUIERO».
Porque no importa, porque es fácil.
Que importa si el mundo va para atrás o para adelante,
total.. Yo se que «TE QUIERO».