Para quienes traspasamos la mitad de nuestra vida, hay experiencias que se repiten y nos hacen revivir otras que fueron dolorosas pero de las que guardamos vivencias ricas.
Hoy me enfrento con la misma situación que pasé con mis padres, por momentos trato con un bebé y al rato hablamos del novio que está rondando. No importa el tema…es enriquecedor, porque la relación que tuvimos durante muchísimos años se transforma, los roles cambian y solo podemos agradecer a Dios estar allí para acompañarlos en esos diálogos extraños donde el pasado y el presente se juntan y a veces nos miran como a simples desconocidos, pero eso no importa…solo resta agradecer.