Para quienes trabajamos en Genealogía los caminos se abren en muchas direcciones, avanzar en el pasado reencontrándonos con nuestros ancestros y sus historias de vida que de algún modo influyeron en la nuestra y en la de muchos otros, descubrir que ellos fueron partícipes de la independencia de nuestra patria y de sus luchas internas, ver en antiguos documentos «nuestra historia» y también podemos avanzar por senderos de un presente paralelo que desconocíamos total o parcialmente.
En ambos casos el sentimiento es de disfrute.
Los primeros nos llenan de orgullo y en algunos casos dolor por las penalidades pasadas. Los segundos son la alegría del abrazo a la distancia o del encuentro fraterno. Y esos abrazos, esos encuentros no tienen precio, son únicos en si mismo. Poder hablar y reír con aquellos que hasta ayer no formaban parte de nuestra familia, no tiene precio.
Brindo por ellos … por mis ancestros que son las raíces de mi vida y por las familias Mujica y Miranda que hicieron crecer la copa del árbol de mi esposo y mis hijos. Gracias!!