Un buen día puede truncarse cuando alguien, sin merecerlo, te ataca con frases hirientes. Duele, puede producir un daño físico, pero en lo más profundo de nuestro ser sabemos que es injusto.
Hay dos salidas, defenderse o callar. ¿Cómo defenderse cuándo la otra persona no escucha? Duele. Solo queda callar y confiar que hicimos lo mejor que pudimos y con suerte se dará cuenta. Si no es así, ofrecérselo a Dios, que él todo lo comprende. Señor en vos confío.