¿Te acordás cuando solo éramos dos? nada nos detenía…
o nada te detenía y yo tan pequeña te acompañaba.
En verano el sol quemaba, ardía y bajo nuestras sombrillas caminábamos los dos km que nos separaban de la entrada al pueblo, en plena siesta.
Llovía torrencialmente y vestíamos nuestras botas, pilotos, paraguas, y vos apoyada en un palo de escoba para afirmarte,
nos hundíamos en el lodo y esos dos km se sentían como cuatro.
Pero no nos detenía.
Invierno…el frio se sentía, arropadas, y contra el viento atravesábamos ese camino que a veces parecía interminable aún mas a la noche cuando volvíamos.
Creo que Acuario nos definía, no importaba el esfuerzo, simplemente lo hacíamos.
¿Lo recordas madre?
