Escucha,
quisiera confesarte algo.
Una pequeña treta
para sentirme a tu lado.
¿Ves aquélla estrella… la más brillante y hermosa?
Por las noches imagino ser ella, pudiéndote observar.
Y aquélla nube rosada del suave amanecer…
Y el rayo de sol que indiscretamente te despierta…
La fina lluvia otoñal que acaricia tu rostro…
Esa brisa tibia de las tardes soleadas…
Mañana te espero…
En ese gran sol que anuncia un buen día,
o quizá… sobre aquel nubarrón de la próxima tormenta.
¡Hasta mañana..!
Lelia Di Nubila -libro «Reconociéndonos»