Luna tú,
fiel testigo de amantes solitarios duerme tu cansancio,
velaré por ti desde mi ventana.
Cuidaré tu sueño mientras pienso en él… vagabundo incierto.
Tu rostro de plata tantas veces bañó mi figura
que cual estatua, de plata creí ser.
Duerme tus reflejos descansa tu albura,
no estarás sola, no temas, yo te cuidaré.
En una almohada de rosas reposa tu frente,
con manos de seda yo acariciaré
tus largos reflejos, de plateada luz.
No canses tu cuerpo luna,
tu diario trajín, hoy lo haré yo por ti.
Lelia Di Nubila -libro «Reconociéndonos»