Siento el peso del mundo cargado en mis espaldas. Suena una música relajante que me acompaña, pero no es suficiente, mis preocupaciones, y aquellas otras que sumo porque forman parte de mi entorno familiar, duelen. Y cuándo digo duelen es literal, mi esqueleto duele en casi toda su extensión. Sé que debo relajarme y que lo que deba pasar, pasará y sino es así aprenderé a sobrellevar. ¡Pero que difícil es concientizarme!
Ángeles que me guardan, mi seres queridos que partieron, necesito un abrazo desde el infinito. No me abandonen.