Luna que cabalgas esos cielos inmensos,
¿no viste a mi pequeño, sentado frente a Dios?
Su carita dulce, sus ojitos alegres,
¿no miraron tu albura
con ilusión de volver?
Se me ha perdido mi niño… luna,
ayúdame a encontrarlo.
Se me ha perdido mi ilusión… luna,
ayúdame a buscarla.
Quizás, en tu paseo por el infinito azul
veas mi ensueño caminar por luz.
Guárdame el secreto y ayúdame
se me ha perdido mi sueño.
Con su cunita de plata, sus pañales de nubes,
el oro de sus cabellos…
Se me ha perdido un ángel.
¿Cuándo lo encontraré?
Lelia Di Nubila – libro «Reconociéndonos»