El silencio de la noche,
hace pensar en tu nombre.
Las amarguras diarias,
hacen pensar en tu nombre.
Las grandes desilusiones,
hacen pensar en tu nombre.
¡Oh, Dios!
Cuántas veces,
he pensado,
musitado,
tu nombre… repetido.
¡Estos últimos días!
Lelia Di Nubila -libro «Reconociéndonos»