Hay hechos que ocurren en la vida de una mujer muy difíciles, tristes, oscuros, pesados.
Cuando se es niña se calla por miedo, cuando crecemos por culpa, porque creemos que nosotras somos culpables de los que nos pasó.
Cuando ya somos más grandes, hemos dado vuelta el recodo de la vida, sabemos que eso no es así… sabemos que no somos responsables de NADA de lo que nos ocurrió…y es el momento en que tenemos ganas de gritar el abuso que hemos sufrido…el acoso que hemos sufrido…
No importa si se trata de una persona cercana. ¿Por qué callar, por qué seguir callando?
¿Por mandato? Siento que es mejor liberarnos del peso, dejar que fluya y limpiar nuestra
alma de culpas, que no son tales.