¿En qué momento decidiste irte y dejarnos solos?
¿En que momento,
te fuiste y dejaste tu sombra
para que no te extrañáramos?
¿En qué momento?
¿Cuándo decidiste que ya estabas cansado
y te retiraste a esta siesta prolongada?
Es otra de tus bromas,
entraré en la casa y te encontraré sentado en el sillón,
o comiendo en la esquina de la mesa, en tu trono.
Ese lugar tan especial.
O estarás trabajando y me recibirás
con esos cariñosos apodos
a que me tuviste acostumbrada
desde mi más tierna infancia
Como siempre pensaste en todo,
te retiraste lentamente
para que no nos diéramos cuenta pero desde allí y…
con esa mirada cansada no estás cuidando.
Lelia Di Nubila -libro Reconociéndonos