poema

Recuerdos y Pesares

Me miras, te miro,
somos dos desconocidos estudiándonos.
La vida tiene esas cosas Padre,
Yo envejezco y tú vuelves a ser niño.

Eres un niño asustadizo pero con voz cascada.
Eres tú,
el padre que siempre adoré,
y no te reconozco.

Cierro los ojos, esto es un sueño,
todo volverá a ser como antes.
Dios en su grandeza, me está regalando más tiempo
y no sé aprovecharlo.

Cierro los ojos, te veo, con esa mirada
que pide clemencia,
y siento un dolor tan profundo
que me cuesta contener las lágrimas.

Eres tú.
El padre que marcó mi vida,
te estás despidiendo, de a poco, de a puchos.

Nos decimos cuanto nos queremos,
nos besamos, te acaricio, das las gracias, sin reconocerme.
Cierro los ojos, esto es un sueño,
todo volverá a ser como antes.

Lelia Di Nubila- libro Reconociéndonos

poema

Reconociéndonos

Esa sombra que se recorta en la cama,
en el centro mismo de la habitación.
Me miras con los ojos perdidos, sin ver.

¿Quién eres?

No puedo reconocerte.
Me niego a reconocerte, Padre.

Sigo viéndote fuerte,
tu figura recortada en el vano de la puerta, cubriéndolo.

¿Quién eres?

No puedes ser tú,
me niego a reconocerte.

Lelia Di Nubila- libro Reconociéndonos

poema

Santiago Facundo

Lo presentí, lo soñé, lo viví
antes que sus padres.

Sus ojitos me miraban
antes de nacer.
Cerraba los ojos y rodeado de un halo violeta
estaba nuestro bebé.

El bebé de la familia.
El primer nieto.

Fueron largos meses de espera, y hoy,
con sus siete ya cumplidos,
nos estira los bracitos desde el andador.

Gracias Señor…
Gracias por vivir este sueño.
El mejor.
El de los abuelos.

Lelia Di Nubila- libro Reconociéndonos

poema

Esperanzas

Si tendiste una mano a alguien aunque sea una vez…

Si miraste con dulzura un niño

Deseando que crezca feliz.

Si se te estrujó el corazón

Cuando un niño se te acercó ofreciéndote en venta alguna baratija.

Si viste una manita tendida y te dolió profundamente.

Si reíste, si lloraste, si te emocionaste, si te enojaste… No todo está perdido.

Todavía estas construyendo, la indiferencia no te ganó.

Gracias, por la mano tendida.

Gracias por la sonrisa.

Gracias, por la esperanza.

Lelia Di Nubila