Me miras, te miro,
somos dos desconocidos estudiándonos.
La vida tiene esas cosas Padre,
Yo envejezco y tú vuelves a ser niño.
Eres un niño asustadizo pero con voz cascada.
Eres tú,
el padre que siempre adoré,
y no te reconozco.
Cierro los ojos, esto es un sueño,
todo volverá a ser como antes.
Dios en su grandeza, me está regalando más tiempo
y no sé aprovecharlo.
Cierro los ojos, te veo, con esa mirada
que pide clemencia,
y siento un dolor tan profundo
que me cuesta contener las lágrimas.
Eres tú.
El padre que marcó mi vida,
te estás despidiendo, de a poco, de a puchos.
Nos decimos cuanto nos queremos,
nos besamos, te acaricio, das las gracias, sin reconocerme.
Cierro los ojos, esto es un sueño,
todo volverá a ser como antes.
Lelia Di Nubila- libro Reconociéndonos